LOS MIEDOS - JAIME JARAMILLO ESCOBAR #HOMENAJE

 


                                                                                                               A Cristobal Pelaez González


El hombre nació con el miedo como parte del instinto de defensa,

asi como con el impulso de agresión, provocado por el miedo, 

del mismo modo que los animales y también las plantas.

Se emplea el término miedo irracional para significar su naturaleza primigenia, 

origen de los dioses y de las costumbres atávicas de seguridad y protección.


El desconocido es enemigo porque nada se sabe de él, 

y el conocido también, por lo que de él se sabe.

 Y el miedo a las fuerzas naturales, 

a la naturaleza de lo desconocido, 

a lo que se ignora, pero se intuye su peligro, 

y al incierto futuro presentido.


Miedo al mar, a la selva y sus criaturas, 

que amenazante vida otra nos muestran,

en profundos abismos y en alturas 

de insondables misterios y de vértigo.


Miedo a la inteligencia que descubre 

lo que oculto en la sombra se encontraba, 

y nos transporta de un momento a otro 

a otra realidad inesperada.


Miedo a los fenómenos naturales, 

que alteran, modifican y destruyen 

aquello que parecía permanente

 y trastornan la vida y las costumbres.


Miedo a lo misterioso que nos sume 

en desconcierto y en incertidumbre, 

y al soberbio poder que el reto asume

 de señalarle su destino al mundo.


Miedo a la soledad y la pobreza, 

al dolor, a la edad, miedo a la muerte, 

y al incógnito azar en que deviene

 nuestra certeza inesperadamente.


A la verdad y a la mentira miedo, 

pues ambas son cambiantes en el tiempo: 

lo que ayer fue verdad es hoy mentira, 

y la mentira de hoy puede ser cierta.


Miedo al error velado en nuestros actos, 

a la traición que acecha en los abrazos, 

al dolo, a la falsía y a la envidia, 

la apariencia que oculta los engaños.


Miedo al conocimiento que nos pone 

presente lo que debiéramos saber, 

mas preferimos ignorarlo porque

el exceso de luz lo impide ver.


Miedo a las novedades que la ciencia 

y la tecnología nos ofrecen, 

la ciencia y que se miran con la desconfianza

 de las cosas que son y no parecen.


Miedo a las amenazas y las guerras

de los que quieren dirigir el mundo, 

que aunque se crean invencibles mueren

lo mismo que se muere todo el mundo.


Miedo a todas las cosas que el poema

 no alcanza a enumerar: a los ciclones,

 los volcanes, sunamis, maremotos, 

los terremotos, las inundaciones.


Miedo al teatro, que del mundo espejo, 

si lo vemos, o a verlo nos negamos, 

en vivo para siempre nos recuerda 

lo que pudimos ser y no alcanzamos.


Primer intento de arte fue el teatro, 

en el bosque de la rama dorada, 

antes de las pinturas de Altamira, 

primitiva expresión no superada.


Miedo a las reacciones instintivas, 

y sobre todo de sí mismo miedo.

Agregue sus temores y sus fobias 

y tendremos entonces doble miedo.


El miedo al diablo para los que creen 

que aunque no existe se los va a llevar, 

pues están convencidos que sus culpas 

eso merecen y hasta mucho más.


Y contra tanto miedo qué se puede 

hacer si el miedo nada deja hacer. 

Si todo fueran imaginaciones, 

entonces no habría nada qué temer.


Para qué tanto miedo a tanta cosa, 

si al final de la cosa y tanto miedo, 

riendo y llorando se pondrá la cosa 

como para morir de miedo al miedo.



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